domingo, 21 de septiembre de 2008
Seamos sinceros
Ya no necesito más engaños ni ilusiones. Me he dado cuenta que mi vida tiene un solo destino: el arte. Lamentablemente, el tipo de arte que me refiero no se aventura al arte de amar, el amor no es para mí...
Mi vida antes fue color blanco, los engaños y la rudeza de la religión embaucaban a mi razón, luego, se tornó rosa y creí que en algún momento llegaría el príncipe azul... ¡ja!
Ya no, mi vida es arte y nada más, no necesito nada más.
No creo en nada, no creo en Jesús y no sé si en Dios, solo creo en mi arte y en el de los otros.
Creo en la expresión y en la creación de nuevos mundos, en las ideas revolucionarias y en seres humanos que han hecho historia. Pero en amor, en religión, en la ilusión, ya no.
No más, seamos sinceros, cada uno tiene su destino y listo.
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