miércoles, 17 de diciembre de 2008

Silencio.

Acorde, acorde, acorde -crescendo- melodía... Silencio. Los oídos ciegos de la gente me demuestran cuál es la real ética, cuál es la real cuestión. El mundo no quiere lenguas sueltas y solo en televisión son bienvenidas las confesiones puesto que éstas producirán ganancias, sin embargo, cuando uno se sincera no es precisamente algo digno de ser retribuido sino más bien una molestia que otro "debe" soportar. No quiero molestar a nadie. ¿Es el silencio la respuesta? ¿Es la continua actuación, la eterna obra de teatro lo que da paso al individuo a una sociedad? Silencio no es lo mismo que actuación. Hace tiempo que deseché las máscaras, prefiero un cierre en mi boca.

Anhelo

Anhelo