Desesperación. El griterío constante asecha mis sentidos.
Amonestación tras amonestación. Tic-tac, tic-tac, el incesante ruido, la alegoría constante de malditas bromas, de a poco se llena el vaso, de a poco explota el volcán.
Tic-tac, tic-tac…
“Pulga en la oreja”, “pulga en la oreja”
Grito, chillido, golpe, cachetada, lanzamiento, ¡pah!
Tic-tac, tic-tac…
¡Aaaah!
El sauce ya no llora, el sauce está gritando, ¡el sauce está explotando!