domingo, 19 de octubre de 2008

Resignación.

Tras búsquedas minuciosas, ineficientes y quejumbrosas, es el viento quien me susurra al oído. ¡Me ataca el prototipo! Es el pincel solitario que pinta sus libros en medio de corcheas imposibles (son blancas como la nieve...) Y entre paso y paso, mirada y risita, me doy cuenta que lo más saludable es observar la belleza del otro solo como un medio de entretenimiento, no fundamento la falta de sentimentalismo, pero es que en medio de esta soledad, el síndrome de febrero no me hace bien, siento que estoy tranquila, siento esa seguridad de que nadie puede hacerme daño, es tan gratificante... Y la verdad, es que me he recuperado, de vez en cuando, el recuerdo de una lágrima morbida sacude mi interior, pero como una pesa, refuerza mis músculos de la insensibilidad y es la experiencia la que me dice que debo vivir conviviendo conmigo misma.

Anhelo

Anhelo