Suspiro…
Me pregunto si realmente soy un color en su universo, o si simplemente no valgo más que un sentimiento que por un segundo fue sublime.
Silencio…
Caigo en la duda constante de pensar en la posibilidad de que la mentira manche cada palabra.
Lagrimeo…
Sí, fue todo una mentira.
Sollozo…
Merezco lo que pedí, el agua salada de mi rostro es el fruto de un deseo que en pasado y presente vi como la mejor solución para mi imagen.
Respiro…
Con fuerza y convicción, me fijo en mis logros personales, en mis estudios, en la razón pues la pasión me hace daño.
Me hace daño…