sábado, 3 de mayo de 2008
Marcos va al supermercado
Sus ojos se posaban donde la oscuridad estaba más presente. Que difícil es encontrar penumbra en un super, pensaba Marcos, lo único que él deseaba era sentarse entre las sombras y llorar como una niña.
Marcos estaba aburrido de los parámetros sociales, el chico quería salir de ese terrible molde llamado sociedad. ¿Por qué no podía romper a llorar en medio de los lácteos? ¡ah, se le olvidaba! medio mundo lo señalaría con el dedo y sus padres pensarían que está depresivo.
Hoy en día no puedes dibujar un retrato de tí mismo muerto, porque el resto piensa que quieres suicidarte, hoy no puedes llorar en medio de un lugar concurrido de gente, porque el resto te apunta como un bicho raro.
Marcos tenía completamente asumida su condición de ser humano diferente, sin embargo, nunca había querido decírselo a nadie, no hacía falta.
Marcos soñaba con volar a otra región, a otro mundo, a otro espacio. El universo es tan extenso, pero los seres humanos sólo giran en un pequeño círculo.
El adolescente, no tenía amigos ni mucho menos una novia, sin embargo, eso no quitaba la posibilidad de estar enamorado. Soñaba con tenerla entre sus brazos sin que ella se fijara en el lunar social en que se había convertido.
-Son $20.500 -cobró la cajera.
Los padres de Marcos pagaron los productos y le indicaron al chico que fuesen al auto.
Malditas idas al supermercado, como las odiaba.
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