domingo, 14 de septiembre de 2008

No importa.

La espina de lo ajeno, la terrible maldición del pesar del resto. Sus ojos me han asesinado la alegría, la pena ha embargado mi sonrisa. No tengo dientes y menos labios, me han extirpado el rostro, soy un ente de tristeza, ¡empatía infame, odio por lo injusto, relación de muerte! Mezcla de mal gusto, asechada, también, por la nostalgia. Lágrimas de óleo ha provocado tanto pincel, pasión antigua, pena del no tener, su recuerdo, su obra, su expresión... ¿Por qué no estás aquí conmigo? ¡Dios maldito, destino desgraciado, te haz llevado a mi querido! Si no fue Dios, ¿quién fue? ¿El destino, vil compañero de la desgracia? Tonos menores y expresión aumentada y disminuida, ¡exasperación del infierno, pena exagerada! Derrota antes del comienzo, si no me funciona no hay diente que pueda llenar mi boca, sin sonrisa no hay risa que exagere mi esperanza. Ilusa existencia: vivo de los sueños, miro hacia el futuro, lastimosa es mi alma que no se fija en la sombría mirada de un presente que se marca por el pesar del fracaso y la animalesca sociedad arruinadora de creencias, pensamientos y miradas. Se desmorona la gorda, se desmorona la fea, se desmorona la estúpida, la incomprendida, la florerito, la mentirosa, la cínica, la escoria social. Nazi descendiente de alemán, ven y golpéame, ¡mírame feo! ¡mírame feo, te digo! Cruz del infierno, carbón de merienda, reglas de dientes huecos, lengua suelta incinerada por el error. Ya no importa, nada importa. Mi hermano arte llora en mi hombro, me dice que no lo deje, que no me separe de él. Yo tampoco quiero abandonarlo pero es que soy una carga para todo ser humano, soy la cruz mental, el peso pesado, el cristal más frágil en cargamento de vacas. Juventudes, piano, literatura, teatro, amor, pintura, amistad, familia, música, expresión, ayuda, sociedad, patria, vida, muerte, papá, ya no importa, ya nada importa...

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Anhelo

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